Sin duda, no hay disciplina como la danza para aprender a descubrir las posibilidades del cuerpo. Quizás por eso las series de instituto de los 90 siempre tenían un episodio en el que el equipo de fútbol americano decidía acudir a una clase de ballet. Y, en realidad, es también la razón por la que las artes en movimiento se han popularizado tanto como medio de terapia.
De alguna manera, todo el mundo tiene un pasado -más o menos cercano- en el mundo de la danza. En el recuerdo de muchos se encuentran las primeras clases de ballet (donde se aprende la magia del plié y el relevé), las lecciones de danza urbana durante la adolescencia o ese acercamiento a la danza contemporánea que se produce cuando el cuerpo pide explorar nuevas formas y dinámicas.
Ni siquiera los famosos y celebrities viven exentos de esta curiosa relación. Las fotografías de Audrey Hepburn o Brigitte Bardot haciendo ballet de jóvenes siempre han levantado pasiones. También el propio Arnold Schwarzenegger llegó a probar alguna que otra lección de danza. Pero lo que muy pocos saben es que un icono de su tiempo, como fue Bruce Lee en los años 70, no solo pasó sus años de juventud bailando, sino que llegó a ser campeón de chachachá.
Del baile de salón a las artes marciales
Bruce Lee (California, 1940) fue un conocido maestro de artes marciales que se hizo especialmente famoso en las películas de acción de los 70. Suya es muy famosa la frase “Be water, my friend”, que todavía forma parte del imaginario colectivo. Aunque lo cierto es que fue su carisma, su rapidez para el taekwondo, la lucha y otras artes marciales las que hicieron de él todo un icono.
Sin embargo, a pesar de que sus facetas sobre las tablas eran muy amplias, muy pocos saben que Lee llegó a tener una reputada carrera como bailarín durante su juventud. Desde niño empezó a conocer el mundo de los bailes de salón a través de sus propios padres y, con solo 18 años, participó en un concurso de chachachá en Hong Kong, por el que obtuvo el primer puesto.
Lamentablemente, esta parece haber sido la única incursión de Bruce Lee en la danza. Y, aunque claramente la desarrolló con maestría, su camino le llevó por el mundo del kung fu, por el que se convirtió en un ídolo mundial. En cualquier caso, esta faceta desconocida del intérprete quedó registrada en Los tesoros de Bruce Lee, un libro de Paul Bowman que incluye declaraciones de la propia hija del actor, Shannon Lee.
I am Bruce Lee, una pieza repleta de paralelismos
64 años después del premio de Lee en aquel certamen de baile, el Teatro Victoria recibe en su escenario esta divertida anécdota (y otras tantas relacionadas con su vida). Será a través de la pieza I am Bruce Lee, creada por la compañía catalana Kernel Dance Theatre, que podrá verse en el espacio el sábado 5 y el domingo 6 de noviembre, a las 19:30 horas.
Su autor e intérprete, Junyi Sun, se embarca en su primer proyecto en solitario a raíz de los puntos de unión y paralelismos que comparte con Bruce Lee. Entre ellos se encuentra su origen chino y su recorrido profesional, pero también un proceso personal repleto de objetivos, ideales y deseos. Esta curiosidad por el peculiar personaje se ha traducido en un trabajo donde el bailarín homenajea a su ídolo de la infancia e invita al público a reflexionar sobre cuestiones de actualidad, como el racismo.
I am Bruce Lee es una de las piezas más recientes de la compañía Kernel Dance Theatre y ha sido seleccionada para el catálogo Danza a Escena 2023 de la Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales. La formación barcelonesa, compuesta por Junyi Sun, Alma Steiner y Marina Miguel, lleva años desarrollando un lenguaje propio donde destaca el uso de las artes marciales en escena. Con piezas como Taijin Kyofusho, re:LIVE, Give me protein o Lóng han recorrido diversos escenarios y festivales nacionales, entre los que se encuentran La Pedrera, Sismògraf o Fira Tàrrega.
Junyi Sun, el intérprete y creador de I am Bruce Lee, inició su andadura en el mundo de las artes marciales y, poco a poco, desarrolló su trabajo como intérprete en cine, televisión y teatro. Ha trabajado a las órdenes de Cesc Gelabert, Helena Lizari y Jerôme Bell, entre otros, y ha colaborado con personalidades como Sharon Fridman y Mikhail Baryshnikov, así como con la compañía Bèjart Ballet de Lausanne. En el año 2017 se alza con el Premio al Mejor Bailarín por Dancing with Frogs, una coreografía de la bailarina Premio Nacional de Danza 2021 Sol Picó.
La oportunidad perfecta para conocer a un personaje fascinante y acercarse al trabajo de una joven compañía de danza que empieza a despuntar en la escena contemporánea.