En el escenario actual de la enseñanza artística, donde los métodos tradicionales se entrelazan con nuevas formas de aprendizaje, la figura del profesor de danza adquiere una dimensión más humana y sensible. En una reciente entrevista realizada al profesor de danza clásica Sebastián (Chano) González aborda la transformación que ha vivido la docencia del movimiento en los últimos años.
Chano destaca que la enseñanza ya no se basa únicamente en transmitir técnica, sino en saber leer a cada alumno y alumna: «Intento que la técnica vaya acompañada de el razonamiento y de la emoción al mismo tiempo», afirma. Para él, enseñar danza hoy implica una capacidad de adaptación constante, donde el rol del docente se aleja de la rigidez y se acerca a una pedagogía más flexible y responsable, a lo que declara: «Durante mi proceso de aprendizaje tuve a muchos profesores que me ayudaron, pero también otros tanto que me hacían sentir mal o poco motivado. Por suerte eso ha cambiado y hoy en día hay más respeto por el alumno». Esta filosofía de enseñanza no solo potencia la expresión artística de cada estudiante, sino que también construye un espacio de seguridad donde el cuerpo puede aprender desde el placer, la exploración, pero también desde el error.
Reconoce que cada estudiante es único, con diferentes capacidades y formas de aprender: «La danza es un arte y hay que transmitir alguna sensación cuando se baila», concluye. Por ello, enfatiza la necesidad de una enseñanza que no solo transmita técnica, sino que también fomente la creatividad y el crecimiento personal: «Si hoy no sale la variación o el paso, siempre está al día siguiente para hacerlo mucho mejor».
Constancia y presencia: claves para enseñar danza clásica hoy
Esta afirmación resalta que, más allá del talento o la técnica, es la perseverancia y el esfuerzo continuo lo que lleva al progreso en la danza. La constancia permite a los estudiantes superar desafíos, mejorar sus habilidades y alcanzar sus metas artísticas, tal como afirma: «Mucha constancia y mucha disciplina es lo necesario».
En conclusión, la enseñanza de la danza clásica se enriquece al adoptar una metodología flexible y responsable, centrada en el estudiante, y al valorar la constancia como clave del éxito : «Es mucho trabajo pero cuando vas aprendiendo y evolucionando es un gran placer tanto para la mente como para el cuerpo», sentencia Chano. Este enfoque no solo mejora la calidad de la enseñanza, sino que también contribuye al desarrollo integral de las futuras bailarinas.
Como él mismo afirma al cerrar la entrevista:
“Lo más importante para esto es la constancia”.
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Jessel Silva |
Equipo de comunicación